De todas partes de todas las épocas, y más allá de nuestras fronteras, don Francisco Zúñiga, "paco” Zúñiga, es el más universal de los artistas plásticos nacidos en Costa Rica

con sus cinceles talló el espíritu mesoamericano y el cuerpo mestizo.

La obra de Zúñiga giró en torno al desnudo femenino, su indigenismo fue síntesis de la condición humana.

Paco Zúñiga nació en Goicoechea en mil novecientos doce e inició su camino en el taller de imaginería religiosa de su padre, Manuel Zúñiga

Fue miembro de un grupo llamado "la generación de la nueva sensibilidad" y tuvo como maestros intelectuales a Joaquín García Monge y a "El Indio" Juan Manuel Sánchez

Zúñiga abandonó el país en mil novecientos treinta y seis, rumbo a España, pero la guerra civil lo obligó a irse a México a los veintitrés años de edad.

En México logró proyectarse en el ámbito internacional, ya que sus obras han  sido expuestas en cincuenta y cinco ciudades de todo el mundo.

Cuando cumplió cincuenta años de residir en México, adoptó esa nacionalidad en gratitud al apoyo que su arte recibió entre ese pueblo.

Paco Zúñiga no se limitó a trabajar en la escultura, sino que dibujó, pintó, y escribió poesía.

Solía decir  que sus obras eran para que el pueblo las viera y las admirara.

Siempre resintió que en costa rica no se le hubiese dado la importancia que el merecía, y haber tenido que buscar su gloria en el extranjero.

A pesar de la incomprensión que Zúñiga encontró aquí al comienzo, cuando fue famoso internacionalmente, los círculos oficiales aprendieron a respetarlo y a reivindicar su condición de escultor costarricense.

Después de una vida de creación, y de haber recibido decenas de premios, tanto en México como en todo el mundo, incluyendo el premio nacional de cultura Magón en mil novecientos setenta y tres, paco Zúñiga murió el 9 de agosto de mil novecientos noventa y ocho.

En Costa Rica hay un puñado de sus obras, que siempre vale la pena ver.

Ellas son el "monumento a la maternidad", frente a la maternidad Carit,

El monumento a la familia, frente al INS

Y la estatua del doctor Rafael Ángel Calderón Guardia, en la plaza de las garantías sociales

Colaboración de Raquel Barbosa y Marcela Granier